Analicemos: Mario Party 9

Mario Party 9 se estrena en nuestras casas tras una predecesora saga de nada más que... ¡8 juegos! 


Haber que nos deparan las ideas alocadas de Miyamoto.



Ante todo diversión

Como ya es menester en la serie, el único propósito de Mario Party 9 será el de entretener y hacer pasar muy buenos ratos a un amplio segmento del público. Para eso se integrarán unos 80 minijuegos diferentes, pruebas que en esta ocasión cambiarán un tanto de enfoque en relación a las vividas en la última edición de la serie. Sí, porque en esta oportunidad dichas pruebas harán un uso más tradicional del Wiimote, mando que habrá que sostener de manera horizontal para participar en un amplio número de minijuegos, dejando un tanto de lado la utilización de su sensor de movimientos.

Como siempre y por lo que hemos podido disfrutar, la variedad de estas pruebas va a ser elevadísima. Por citar varios ejemplos, en una debíamos guiar a los personajes (ataviados con su correspondiente flotador) que se encontraban sumergidos en un pequeño lago, lugar en el que debían recoger unos aros por los que, posteriormente, se colaban unos peces Cheep Cheep. Por su parte, en otro minijuego se nos invitaba a participar en una alocada carrera al más puro estilo New Super Mario Bros en la que las plataformas eran las grandes protagonistas. Ni qué decir tiene que los piques afloraron rápidamente durante el transcurso de cada evento.

También merece destacarse la presencia de jefes finales. Sí, antes de finalizar cada uno de los tableros en los que nos encontremos jugando, así como en determinadas casillas, estarán esperándonos enfrentamientos finales que habrá que encarar cooperando y compitiendo unos con otros. En un caso debíamos tumbar a cañonazos a un Chomp Chomp, siendo fundamental la agilidad mental y los reflejos; mientras que en otro pudimos dar buena cuenta de un pez Cheep Cheep gigante mediante lanzamiento de caparazones. Tan divertido como estresantes.

Pequeños cambios

Como ya os comentamos en un avance reciente, el título va a ofrecer bastantes cambios en relación a lo disfrutado en Mario Party 8, juego que también apareció para Wii.

Una de las principales variantes que incluirá el título será el desarrollo mismo de las partidas. Y es que en esta entrega de Mario Party todos los jugadores avanzarán a la vez subidos a un determinado vehículo (que variará según el tablero en el que nos encontremos jugando), por lo que todos avanzarán simultáneamente. Y entonces, ¿quién ganará? Pues aquél jugador que llegue a la meta con el mayor número de estrellas, objetos que podremos ir recopilando a medida que avancemos en el tablero y participando en los diferentes minijuegos. De esta forma, los tableros tendrán un principio y un final determinados, como sucede en Wii Party, alejándose un tanto del concepto clásico de toda la saga Mario Party.

Los dados también tendrán una importancia relevante. A medida que juguemos cada participante podrá ir haciendo acopio de una colección de dados especiales (de diez caras, lentos, etc.) que añadirán un toque estratégico a las partidas, siendo fundamental su empleo especialmente durante los últimos momentos de la partida.

En cuanto al número de personajes seleccionables, el título incluirá una docena, los más famosos del universo Mario Bros: Mario, Luigi, Yoshi, Wario, Peach, Koopa Troopa… Y para acompañarles, en función del tablero en el que nos toque lidiar gozaremos de la compañía de otros personajes secundarios como peces Cheep Cheep, Bob-ombs, fantasmas Boo, Toad y, por supuesto, el carismático Bowser.

Los modos de juego también tendrán su miga. Al margen del tradicional modo Fiesta, el título incluirá divertidos minijuegos y algún que otro extra. Sin duda, el Fútbol Goomba dará mucho que hablar, garantizando piques bestiales. 

Gráficamente hemos observado una mejora notable en relación a lo “sufrido” en Mario Party 8. En esta nueva versión los entornos se mostrarán más detallados, los personajes gozarán de mejores animaciones y mayor expresividad, el colorido se potenciará más todavía… Nada que ver con el desaguisado mostrado en la penúltima edición, que no explotaba ni la mitad del potencial técnico de la máquina.